Hoy en día tenemos al alcance todo tipo de información sobre la salud sexual y reproductiva.
Entre tal cantidad de información, se crean ciertos mitos que pueden llegar a confundir a la mujer o al hombre en torno a su fertilidad.
A continuación, los mitos sobre fertilidad más extendidos y la razón por la que no son ciertos.
1. La edad no afecta a la fertilidad
Al contrario, la edad es determinante para lograr un embarazo. Se calcula que a partir de los 35 años la capacidad ovárica de la mujer desciende de forma notable a medida que va envejeciendo.
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2. El uso de anticonceptivos perjudica mi fertilidad
Los anticonceptivos hormonales como la píldora no debería afectar a la fertilidad de la mujer, puesto que en cuanto se deja de tomar, el ovario retoma su funcionamiento habitual (regular o irregular), tal y como lo hacía antes del uso del método anticonceptivo.
En otros casos como el anillo, el DIU o el implante ocurre algo similar, ya que al ser anticonceptivos reversibles, se retorna a la fertilidad de forma inmediata una vez se suspende el método.
3. El estrés no afecta a la hora de lograr un embarazo
Un estudio revela que los altos niveles de estrés y ansiedad nos hacen ovular hasta un 20% menos y la posibilidad de fecundar sus óvulos disminuye en un 30%. Por lo tanto, el estrés sí afecta a la fertilidad, tanto de mujeres como de hombres, ya que puede afectar de forma negativa a la calidad del líquido seminal masculino.
4. Las relaciones sexuales frecuentes mejoran la fertilidad
Lograr un embarazo es más complicado si se tienen relaciones sexuales poco frecuentes. Pero es más importante fijarse en cuándo se producen esas relaciones que en la cantidad o frecuencia. Es decir, es clave atender a los días más fértiles de la mujer en su ciclo menstrual para determinar cuándo son los días propicios para las relaciones sexuales.
5. La infertilidad es hereditaria
No es correcto. La capacidad de tener hijos depende de si la pareja presenta alguna enfermedad de tipo genético. Lo más recomendable es fijarse en factores como la salud de la mujer, el historial clínico de la mujer, si se ha producido algún embarazo previo, así como las condiciones ambientales o el tiempo entre gestaciones, entre otros.
