La falta de vitamina D puede influir de forma negativa en la fertilidad y en el embarazo. Diversas investigaciones recientes señalan la importancia de tener un nivel óptimo de vitamina D, cuyos beneficios son efectivos si se corrigen antes de la concepción, por lo que es recomendable corregir los niveles de este micronutriente de forma previa.
Un nivel óptimo de vitamina D previene de algunas complicaciones como la dificultad para la implantación, la preeclampsia, la diabetes gestacional e incluso el riesgo aumentado de realizar una cesárea en el primer embarazo.
Se puede conocer el nivel de vitamina D a través de un análisis de sangre.
A partir de ahí: ¿cómo mejorar los niveles de vitamina D? La principal fuente es el sol pero, a pesar de ello, hay muchas mujeres que tienen bajos niveles de este micronutriente a quienes se les administra un suplemento de esta vitamina.
También se puede incorporar la vitamina D a través de los alimentos. ¿Cómo elaborar una dieta rica en vitamina D? Existen alimentos ricos en este micronutriente como:
- Pescados grasos: salmón, angulas, atún o sardinas.
- Yema de huevo
- Aceite de hígado de bacalao
- Aguacate
- Lácteos (leche, queso, yogur…)
- Hígado de ternera
- Champiñones
- Nueces
Sobre la cantidad necesaria, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (Sego) informa que el nivel de vitamina D en el embarazo debería estar por encima de los 20ng/ml para prevenir complicaciones.