El trasplante de útero o trasplante uterino es una cirugía muy complicada. A los aspectos éticos que puede implicar, hay que añadir las complicaciones que conlleva cualquier órgano trasplantado como pueden ser los aspectos quirúrgicos, riesgos derivados de la intervención (tanto para la donante como para la receptora), la inmunosupresión para evitar rechazo, etc.
En el caso del trasplante uterino es una intervención donde el útero de una donantes se trasplanta a una mujer que, por alguna causa médica, ha nacido sin útero, lo ha perdido o no es funcional. La donante puede ser una mujer emparentada o no con la receptora. El objetivo de esta complicada intervención es mejorar la calidad de vida de la mujer que recibe el útero.
El factor uterino, relacionado con distintas enfermedades o alteraciones del útero, afecta en la Unión Europea a 1 de cada 500 mujeres en edad fértil (de 18 a 35 años). Se calcula que sólo en España hay más de 50.000 mujeres candidatas a esta intervención. Las pacientes candidatas son mujeres jóvenes que en su mayoría sufren ausencia congénita de útero.
La paciente ideal para este tipo de intervenciones debe ser una mujer que no padezca enfermedades infecciosas, ni cáncer, sea capaz de generar sus propios óvulos y tenga menos de 35 años.
En España el Hospital Clínic de Barcelona se ha postulado como candidatos para ser uno de los primeros centros donde ser realice el trasplante, este hospital ya está certificado para algunos trasplantes de alta complejidad y espera conseguir la autorización para realizar también este tipo de trasplantes. Algo que podría ocurrir en 2018 ya que los tramites con la Organización Nacional de Trasplantes están muy avanzados y también con la Consellería de Salut de la Generalitat de Catalunya.
Sin embargo a las complicaciones médicas que pueden derivarse de este tipo de operaciones, habría que añadir aquellos aspectos ético y sociales que también han de tenerse en cuenta.
En relación a los aspectos éticos, hay que considerar que el trasplante del útero es una intervención no vital, que aún está poco estudiada y que seria necesario establecer de forma clara qué se entiende por éxito del trasplante. En la actualidad se han realizado algunos trasplantes de útero en varios países como Suecia o Turquía, sin embargo aún no se ha logrado un embarazo a término.
En relación a los aspectos sociales, habría que valorar su necesidad social (al no ser un trasplante vital) y los recursos económicos y de medios que pueden derivarse en este tipo de trasplantes. Teniendo en cuenta que existen otras alternativas .
Para concluir, es importante no sólo saber si técnicamente es posible que en España se pueda realizar este tipo de trasplantes sino también valorar los riesgos (conocidos y desconocidos) que pueden existir para la donante la receptora, pero también para el futuro bebé en caso de que se logre llevar a término un embarazo en una mujer trasplantada de útero.
Existen por tanto numerosos interrogantes que deben ser cuidadosamente valorados y tenidos en cuenta.